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viernes, 31 de mayo de 2013
ENTREVISTA EN RADIO MONÓVAR MAYO 30
Querid@s amig@s les invito a escuchar la entrevista que me hicieron ayer en Radio Monóvar. ¡Muchas gracias A Inma Llopis, excelente entrevistadora y muy hospitalaria!
martes, 21 de mayo de 2013
POEMAS Y RELATOS DE "LAS RAZAS"
Aquí tienen los bellos poemas y relatos de la actividad literaria LAS RAZAS enmarcada dentro del Festival Cultural que realizamos el pasado 18 de mayo en Hansa Urbana, Alicante, España.
Olma Román con un Poema de Jorge Robledo Ortíz- poeta colombiano de Santa Fé de Antioquia 1917. El poeta de La Raza.
Sin antes ver las sombras que habitan esta casa.
Aquí duermen los hitos que alzaron el destino
Y escribieron la historia vertical de una raza.
Entra, buen caminante. Te presento al abuelo.
Se murió de hidalguía al pie de su palabra.
Cuando cerró los ojos, comprendimos que el viejo
Tenía en sus cenizas los reflejos de un hacha.
Noventa años de lucha detuvieron su sangre
A la orilla rebelde de su bíblica barba.
Quienes le conocieron, juran que ya en la tarde
El abuelo era un bronce debajo de una ruana.
Fue joven cuando Antioquía despertaba en las cumbres
A golpes de zurriago el himno de una casta.
En vez de cumplir años cumplía virtudes
Y al morir era un monte de Bienaventuranzas.
Trabajó simplemente. Su hoja de servicios
Tenía mas estrellas que una noche del Cauca.
Cuando le apuntó el bozo, le apuntó en el camino
Mirando a Dios de frente y arreglando las cargas.
El corazón del viejo era un reto a la vida
Nunca espéro el futuro. Fue un yunque de esperanzas.
Por eso cuando el pulso se le apagó, tenía
Ya lista la mulera para el viaje del alma.
Levantó caseríos y sembró sin fatiga
Su sangre y sus canciones en surcos de montaña.
El abuelo fue prodigio lo mismo que una espiga
Y envejeció en la altura igual que un campana.
No sigas caminante. Entra en este recinto
Y admira lo que hicieron los hombre de mi raza.
Aquí todo es añejo, tiene sabor a vino
Y duele dulcemente con dolor de nostalgia.
Empecemos la historia por este Crucifijo:
Perteneció a la abuela, una mujer tan santa
Que con igual paciencia y con el mismo hilo
Remendaba las penas y su ropita blanca.
Fue una ancianita noble, con Dios en todo el cuerpo,
Toda llena de arrugas y de fechas lejanas.
Una mujer inédita que zurcía recuerdos.
Y con catorce hijos era tímida y casta.
Frente a este crucifijo la abuelita pedía
Por todos los que fueron cilicio en sus entrañas.
Y la abuela rezando se quedaba dormida
Sin soltar de los dedos su rosario de lágrimas.
Este viejo rosario de chaquiras silvestres,
Ya casi tiene un cielo florecido de canas.
Por sus cuentas pasaron el dolor y los meses
Llevando de la mano oraciones descalzas.
La abuelita fue casi un álbum de cenizas,
Con renuncias en casi todos los rincones del alma.
Orando por sus hijos se le apagó la vida
En silencios de aceite lo mismo que una lámpara.
Éste es un tinajero. Un corazón de barro
Que se pasó las horas acariciando el agua
Gota a gota ha medido inviernos y veranos
Y ahora está cediendo repasando distancias.
Si él pudiera contarnos los íntimos secretos
Que vio en los corredores vetustos de esta casa.
Nos diría que entonces, si lloraban los besos
Era porque el hermano mayor no regresaba.
Aquí esta la totuma. No es el rancio abolengo
Ni se curva en pulidas y hermosas filigranas
Simplemente es el vaso que hizo un Dios-alfarero
Y Dios hace los vasos redondeando la savia.
Este "taciso" humilde y ya casi olvidado
Fue antaño un instrumento de gloriosa prestancia.
Dicen que él es culpable del Sol de los Venados
Porque cortó el crepúsculo cuando cortaba caña.
El azadón que miras, llevó por muchos años
El futuro de Antioquía cargado a sus espaldas.
Por eso está encorbado y por eso el trabajo
Lo incrustó en los cuarteles maiceros de su heráldica.
Ahí tienes la mazorca. Sus granos no son de oro
Pero pesan lo mismo que pesa la montaña.
Si Antioquía se muriera, de una mazorca en polvo
Renacería más grande y con mayo pujanza.
Te presento el trapiche. Su violencia es tan dulce
Que si llora pulpa, llora de enamorada.
De su queja inocente como de niña núbil
Aprendieron el ángelus que rezan las campanas.
Ahí esta la mulera. Su trabazón es burda
Porque la hizo el arriero con nervios de una raza.
Ella puede arrugarse pero romperse nunca
Y aunque la manche el barro sigue digna y honrada.
Este carriel de nutria, de bolsillos secretos,
Guarda un retrato antiguo, dos dados y una carta,
Una flor ya marchita y un rústico yesquero
Para encender tabacos y calentar nostalgias.
Éstas son las pantuflas y éste el escapulario
Con el que entró a los cielos la abuelita lejana.
Éste es el viejo poncho y éste el sencillo herbario
Con torojil, con paico, con ruda y mejorana.
Te presento el machete y también la peinilla,
Éstos son los zamarros y éstas las alpargatas.
Aquí tienes el frasco aún con veterina
Y allá en los corredores, colgadas las enjalmas.
El fogón de tres piedras aún parece que espera
Que se encienda la lumbre con tizones del alma.
Mira el pilón callado, sin ropa la batea,
Sin aguamasa el bongo, sin aceite la lámpara.
Espera, caminante. El tiplecito viejo
te va a contar como era antaño la nostalgia.
Deja que lo punteen los dedos del abuelo
Y entenderás que tiene corazón esta casa.
Escucha ese bambuco: habla de "chapoleras"
Y de ojos que parecen luceros con pestañas.
La abuelita tenía piel de canela y seda
Cuando el Viejo querido lo cantó en su ventana.
El tiplecito puede decirte que en la selva
La tierra florecía si sus cuerdas sonaban.
Y es que todo Antioqueño, cuando adora y recuerda
Se aprieta las canciones como mulera al alma.
Aquí tienes el noble orgullo de este pueblo:
Es un blasón de acero al que llamamos hacha
Derribar los robles y de morder los cedros
Se convirtió en pequeña bandera anquilosada.
Y ésta es la Virgencita. Tiene a Dios en los brazos
Y el cielo repetido bajo su frente pálida.
Cuando se despidieron del mundo los ancianos
También se fue borrando el brillo de su cara.
Esa cuna vacía tuvo una vez un llanto,
Y una ilusión pequeña y una sonrisa clara.
No indages por los nombre. El tiempo fue borrando
Los pequeños detalles de una lejana infancia.
Sigue, buen caminante. Ya te mostré este templo
Donde oficia el pretérito de un pueblo de montaña.
Cuando alejes tus pasos, piensa que los abuelos
Se murieron de honrados sin mancillar sus canas.
Dile a quien te pregunte, que aquí donde el Capiro
Celosamente cuida las ruinas de una casa,
El corazón comprende que ya no es su latido
Como el de aquel abuelo que se murió de ruana.
Dile a quien no lo sepa que aquí bajo este cielo
En donde hasta la espina da su dolor con gracia,
Antioquía sigue siendo tierra de los abuelos
Pero ya no tenemos la honradez de la raza
Ya no cantan los tiples ni florecen los trinos,
Ya no es dulce el trapiche ni es firme la palabra,
Se fueron los abuelos, se nos borró el camino
Y del tiempo pasado sólo queda esta casa.
Autor:JORGE ROBLEDO ORTIZ
PACO CARRION: Escritor consagrado. Ha escrito la trilogía “Historias de un Hombre Sencillo” y su último libro llamado “Historias y otros desvaríos” va mas allá de lo que se puede ver hasta tocar un poco de reencarnación. Mas abajo las fotografías del mismo.
Participó con un relato llamado:
Buenas noches.
Violeta Gambín; ha participado con un bello poema de su nuevo poemario "ALAS BLANCAS DE COMETA" llamado:
Para entretener mas aun, el pequeño Lorenzo Vallejo nos tocó y deleitó con su flauta el Himno a la Alegría..¡nunca mejor canción en esa oportunidad!
José Salieto: Su especialidad es la literatura fantástica con algo de filosofía. Con 12 años de experiencia escribiendo, se ha convertido en autoeditor de su primera obra "Crónicas de una Nueva Raza", una tetralogía de literatura fantástica con tintes filosóficos, que intenta instruir deleitando. Fotografías de sus obras al final. Próxima presentacion de sus obras en el Real Liceo Casino de Alicante. Junio 28, 19:30 h
Participó con un fragmento de su obra, llamado:
-Así, que ella es un ser importante… -comenzó a decir la humana.
-Hasta ahora sólo se han mezclado los genes de ambas razas, aunque se han potenciado más los tuyos -explicó Lebrín sin poder ocultar muy bien su satisfacción-. Ella se encargará de afianzar lo que nosotros llamamos el primer patrón matriz.
Zer no podía evitar la curiosidad por todos aquellos temas, pero su prudencia, estando Huma delante, le impedía preguntar por todo cuanto quería saber. Aún sin pretenderlo, Huma satisfizo parte de sus inquietudes.
-¿Cómo podéis saber quién es? -preguntó-. Quiero decir: cambiáis de forma y de nombre cada vez que nacéis. ¿Cómo podéis reconoceros?
-La forma no es más que una envoltura. Y respecto al nombre, todos tenemos un único nombre, el de nuestro Verdadero Ser. También vosotros lo tenéis.
Zer y Huma le miraron sin comprender, y Lebrín intentó explicarse.
-Nuestras almas no son más que una pequeña fracción de nuestro Verdadero Ser, nuestro Espíritu. Por eso Él nos considera sus hijos, y nosotros nuestro Padre. Su frecuencia de vibración es tan elevada que no puede manifestarse directamente en este mundo de formas limitadas. En su lugar, es el alma la encargada de vivir la experiencia de la vida a través de diversas existencias. Cada Padre, cada Espíritu Divino, tiene su propio nombre. No importa que el alma cambie de nombre cada vez que renace en un nuevo cuerpo. Cuando el alma despierta y madura lo suficiente, cuando se consolida como tal, y toma conciencia de sí misma y de su Ser, puede, por medio de su Padre, tomar su mismo Nombre.
-¿Tú conoces el tuyo? -se atrevió a preguntar Zer.
-Sí. Pero no puedo revelároslo. Es por eso que tomamos nuevos nombres, aunque entre nosotros nos reconozcamos por el Nombre de cada quien.
-¿También es así en nosotros, los que no somos dioses? -preguntó Huma.
-Sí, exactamente igual.
-¿Qué es entonces lo que os diferencia de nosotros? -volvió a preguntar Huma-. Tenemos muchas existencias como vosotros, tenemos un Espíritu como vosotros y tenemos un único y verdadero nombre como vosotros. Incluso cometéis errores como nosotros ¿Qué diferencia hay entre un dios y un mortal?
Lebrín se sintió dichoso de oír a Huma lanzando a quemarropa todas aquellas preguntas, como solía hacerlo cuando era niña, incluso cuando vagaron por las Tierras Vacías.
Relato: MARIA
Y mientras camino a su
lado pienso en lo perfecto que sería nuestra relación a pesar de nuestras
diferencias si no fuera por un pequeño detalle. Que al llegar a la puerta
siempre tengo que despedirme de ella. Pues a los muertos… no nos dejan salir
del cementerio.
Cocha Elduque con un precioso poema llamado:
¡Triste condición la de este mundo,
Ana Arana, escritora, autora de la controversial novela PASOS. Participó con un relato.
Olma Román con un Poema de Jorge Robledo Ortíz- poeta colombiano de Santa Fé de Antioquia 1917. El poeta de La Raza.
LA CASA
DE LOS ABUELOS
Fatigado viajero:
no sigas tu camino Sin antes ver las sombras que habitan esta casa.
Aquí duermen los hitos que alzaron el destino
Y escribieron la historia vertical de una raza.
Entra, buen caminante. Te presento al abuelo.
Se murió de hidalguía al pie de su palabra.
Cuando cerró los ojos, comprendimos que el viejo
Tenía en sus cenizas los reflejos de un hacha.
Noventa años de lucha detuvieron su sangre
A la orilla rebelde de su bíblica barba.
Quienes le conocieron, juran que ya en la tarde
El abuelo era un bronce debajo de una ruana.
Fue joven cuando Antioquía despertaba en las cumbres
A golpes de zurriago el himno de una casta.
En vez de cumplir años cumplía virtudes
Y al morir era un monte de Bienaventuranzas.
Trabajó simplemente. Su hoja de servicios
Tenía mas estrellas que una noche del Cauca.
Cuando le apuntó el bozo, le apuntó en el camino
Mirando a Dios de frente y arreglando las cargas.
El corazón del viejo era un reto a la vida
Nunca espéro el futuro. Fue un yunque de esperanzas.
Por eso cuando el pulso se le apagó, tenía
Ya lista la mulera para el viaje del alma.
Levantó caseríos y sembró sin fatiga
Su sangre y sus canciones en surcos de montaña.
El abuelo fue prodigio lo mismo que una espiga
Y envejeció en la altura igual que un campana.
No sigas caminante. Entra en este recinto
Y admira lo que hicieron los hombre de mi raza.
Aquí todo es añejo, tiene sabor a vino
Y duele dulcemente con dolor de nostalgia.
Empecemos la historia por este Crucifijo:
Perteneció a la abuela, una mujer tan santa
Que con igual paciencia y con el mismo hilo
Remendaba las penas y su ropita blanca.
Fue una ancianita noble, con Dios en todo el cuerpo,
Toda llena de arrugas y de fechas lejanas.
Una mujer inédita que zurcía recuerdos.
Y con catorce hijos era tímida y casta.
Frente a este crucifijo la abuelita pedía
Por todos los que fueron cilicio en sus entrañas.
Y la abuela rezando se quedaba dormida
Sin soltar de los dedos su rosario de lágrimas.
Este viejo rosario de chaquiras silvestres,
Ya casi tiene un cielo florecido de canas.
Por sus cuentas pasaron el dolor y los meses
Llevando de la mano oraciones descalzas.
La abuelita fue casi un álbum de cenizas,
Con renuncias en casi todos los rincones del alma.
Orando por sus hijos se le apagó la vida
En silencios de aceite lo mismo que una lámpara.
Éste es un tinajero. Un corazón de barro
Que se pasó las horas acariciando el agua
Gota a gota ha medido inviernos y veranos
Y ahora está cediendo repasando distancias.
Si él pudiera contarnos los íntimos secretos
Que vio en los corredores vetustos de esta casa.
Nos diría que entonces, si lloraban los besos
Era porque el hermano mayor no regresaba.
Aquí esta la totuma. No es el rancio abolengo
Ni se curva en pulidas y hermosas filigranas
Simplemente es el vaso que hizo un Dios-alfarero
Y Dios hace los vasos redondeando la savia.
Este "taciso" humilde y ya casi olvidado
Fue antaño un instrumento de gloriosa prestancia.
Dicen que él es culpable del Sol de los Venados
Porque cortó el crepúsculo cuando cortaba caña.
El azadón que miras, llevó por muchos años
El futuro de Antioquía cargado a sus espaldas.
Por eso está encorbado y por eso el trabajo
Lo incrustó en los cuarteles maiceros de su heráldica.
Ahí tienes la mazorca. Sus granos no son de oro
Pero pesan lo mismo que pesa la montaña.
Si Antioquía se muriera, de una mazorca en polvo
Renacería más grande y con mayo pujanza.
Te presento el trapiche. Su violencia es tan dulce
Que si llora pulpa, llora de enamorada.
De su queja inocente como de niña núbil
Aprendieron el ángelus que rezan las campanas.
Ahí esta la mulera. Su trabazón es burda
Porque la hizo el arriero con nervios de una raza.
Ella puede arrugarse pero romperse nunca
Y aunque la manche el barro sigue digna y honrada.
Este carriel de nutria, de bolsillos secretos,
Guarda un retrato antiguo, dos dados y una carta,
Una flor ya marchita y un rústico yesquero
Para encender tabacos y calentar nostalgias.
Éstas son las pantuflas y éste el escapulario
Con el que entró a los cielos la abuelita lejana.
Éste es el viejo poncho y éste el sencillo herbario
Con torojil, con paico, con ruda y mejorana.
Te presento el machete y también la peinilla,
Éstos son los zamarros y éstas las alpargatas.
Aquí tienes el frasco aún con veterina
Y allá en los corredores, colgadas las enjalmas.
El fogón de tres piedras aún parece que espera
Que se encienda la lumbre con tizones del alma.
Mira el pilón callado, sin ropa la batea,
Sin aguamasa el bongo, sin aceite la lámpara.
Espera, caminante. El tiplecito viejo
te va a contar como era antaño la nostalgia.
Deja que lo punteen los dedos del abuelo
Y entenderás que tiene corazón esta casa.
Escucha ese bambuco: habla de "chapoleras"
Y de ojos que parecen luceros con pestañas.
La abuelita tenía piel de canela y seda
Cuando el Viejo querido lo cantó en su ventana.
El tiplecito puede decirte que en la selva
La tierra florecía si sus cuerdas sonaban.
Y es que todo Antioqueño, cuando adora y recuerda
Se aprieta las canciones como mulera al alma.
Aquí tienes el noble orgullo de este pueblo:
Es un blasón de acero al que llamamos hacha
Derribar los robles y de morder los cedros
Se convirtió en pequeña bandera anquilosada.
Y ésta es la Virgencita. Tiene a Dios en los brazos
Y el cielo repetido bajo su frente pálida.
Cuando se despidieron del mundo los ancianos
También se fue borrando el brillo de su cara.
Esa cuna vacía tuvo una vez un llanto,
Y una ilusión pequeña y una sonrisa clara.
No indages por los nombre. El tiempo fue borrando
Los pequeños detalles de una lejana infancia.
Sigue, buen caminante. Ya te mostré este templo
Donde oficia el pretérito de un pueblo de montaña.
Cuando alejes tus pasos, piensa que los abuelos
Se murieron de honrados sin mancillar sus canas.
Dile a quien te pregunte, que aquí donde el Capiro
Celosamente cuida las ruinas de una casa,
El corazón comprende que ya no es su latido
Como el de aquel abuelo que se murió de ruana.
Dile a quien no lo sepa que aquí bajo este cielo
En donde hasta la espina da su dolor con gracia,
Antioquía sigue siendo tierra de los abuelos
Pero ya no tenemos la honradez de la raza
Ya no cantan los tiples ni florecen los trinos,
Ya no es dulce el trapiche ni es firme la palabra,
Se fueron los abuelos, se nos borró el camino
Y del tiempo pasado sólo queda esta casa.
Autor:JORGE ROBLEDO ORTIZ
PACO CARRION: Escritor consagrado. Ha escrito la trilogía “Historias de un Hombre Sencillo” y su último libro llamado “Historias y otros desvaríos” va mas allá de lo que se puede ver hasta tocar un poco de reencarnación. Mas abajo las fotografías del mismo.
Participó con un relato llamado:
RAZAS O RACISMO
Me piden que escriba un relato sobre
las razas, y yo me pregunto, ¿tengo que escribir sobre las razas, como aquello
que nos enseñaban en el colegio cuando niños, de que había 5 razas principales,
blanca, negra amarilla, cobriza y malaya?.
Bueno, recordando aquellas clases,
magistrales diría yo, ahora que ya me llaman los jóvenes “carroza”; primero nos decían que eran tres las razas
del mundo, blanca negra y amarilla, después en cursos más adelante nos
añadieron lo de las otras dos, la cobriza y la malaya. Pero ahora me parece que
ya aquello de las cinco razas tampoco nos vale, porque debido a la diversidad
de mezclas, a ese mestizaje que se ha formado con el paso de los años, con esos
emparejamientos entre las distintas personas y razas, pues la verdad es que
malamente podemos clasificar las razas actuales, sería un poco complicado, por
tanto yo pienso que en vez de meternos en estos berenjenales que dejamos para
los estudiosos, podemos hablar en vez de razas … de racismo.
Sí, porque de eso hay mucho que
hablar.
En este mundo en que vivimos el
racismo lejos de disminuir, de eliminarse y desaparecer, estamos notando que va
en aumento por días, el odio entre personas de la misma raza y más aún de razas
distintas, vemos que se prodiga cual mala hierba.
Si leemos la prensa y sobre todo si
vemos la tele, esa caja tonta que nos tiene enganchados a tope, que no podemos
prescindir de ella, observamos que la mayoría de noticias son malas, de
catástrofes, de actos delictivos, de manifestaciones y de racismo.
Se nota que venden más las noticias
malas que las buenas, se nota que nos hemos acostumbrado unos a ser sadistas (o
sádicos para no saltarnos lo del diccionario) y masoquistas otros. Es
lamentable ver a unas personas pegando, martirizando, esclavizando e incluso
matando a otras. Esas son las noticias que nos exponen los medios de
comunicación, esas son las noticias que nos tragarnos, sobre todo a la hora de
la comida, es como si con esas macabras noticias nos hiciera mejor la
digestión.
¿Cómo es digerible, ver esos
chavales en América el país que se dice el mayor y más civilizado del mundo,
matando a otros chavales, a sus profesores, a sus amigos, a su familia; o peor
aún a los que no son de su raza, solo por eso por no tener el mismo color de su
piel, o hablar otro idioma y profesar otra religión?
Pero dejemos a los americanos de
nacionalidad o adopción, y vayamos a otros países, a cualquiera de los
islamitas, sean chiitas, arabistas, talibanes, hindúes, y toda esa larga cola
de nombres, individuos y naciones en donde la vida de una persona no vale un
puñado de arroz; sobre todo si no son de su religión y modo de pensar.
Vemos en algunos países por ejemplo,
que la vida de una mujer no vale nada, es el hombre el que manda y ordena, y si
no se somete ella hasta en lo más mínimo en ser su esclava, la mata él o hace
que la lapiden entre todos los demás “machos” del clan.
Igualmente vemos a esas mujeres que
desde muy niñas con vendidas a hombres mayores que ellas, solo por el placer de
tener sexo con una cría, pero claro son sus costumbres, sus religiones, y yo me
pregunto señoras y señores ¿no es eso racismo puro, además de una injusticia
brutal?
Podíamos estar aquí hablando de
estas brutalizadas hasta mañana. Todos las tenemos en la mente por haberlas
leído o visto en la caja tonta, pero creo que deberíamos mirar más cerca,
vivimos en este santo país que es España, y estarán pensando … ¡no, aquí no hay
racismo!
Yo les contesto… miren a su
alrededor, miren a esos emigrantes que por tener distinto color de piel, por
hablar otro idioma y algunos hablando el nuestro, se ven despreciados en muchas
ocasiones, trabajando (antes, porque ahora no hay trabajo para nadie), en los
duros trabajos que nosotros no queríamos hacer y por unos sueldos más bajos que
los que cobrábamos nosotros.
Pero dejemos también a los
emigrantes tranquilos, que bastante tienen con haber salido a buscarse el pan
lejos de su tierra y sus familias. Y hablemos de nosotros mismos, de nuestros
propios paisanos. Estamos viendo casi a diario los casos de maltrato y de
muertes que se están dando en España por causas impensables, nos quedamos
impasibles y la justicia hace poco por ponerle freno.
Y ya para terminar me queda un caso
de racismo netamente español puro y duro, bueno español para nosotros, no para
ellos que lo que no quieren ser es precisamente españoles; me refiero a los
crímenes de la ETA. Criticamos a los otros, a los de otros países, les llamamos
asesinos y fanáticos, y estos “paisanos” nuestros ¿no lo son tanto o más que
aquellos?.
Como decía antes podríamos estar
hablando mucho sobre esto, pero tampoco quiero entrar en política, eso lo dejo
para los “bien pagados”, de los políticos que nos “desgobiernan” llenándose los
bolsillos mientras el pueblo llano pasa hambre y calamidades, y digo esto
porque creo que ese es otro gran motivo de racismo español … ¿no les parece?.
De modo que ya acabo y disculpen que
me haya pasado de las razas al racismo.Buenas noches.
Violeta Gambín; ha participado con un bello poema de su nuevo poemario "ALAS BLANCAS DE COMETA" llamado:
Para entretener mas aun, el pequeño Lorenzo Vallejo nos tocó y deleitó con su flauta el Himno a la Alegría..¡nunca mejor canción en esa oportunidad!
José Salieto: Su especialidad es la literatura fantástica con algo de filosofía. Con 12 años de experiencia escribiendo, se ha convertido en autoeditor de su primera obra "Crónicas de una Nueva Raza", una tetralogía de literatura fantástica con tintes filosóficos, que intenta instruir deleitando. Fotografías de sus obras al final. Próxima presentacion de sus obras en el Real Liceo Casino de Alicante. Junio 28, 19:30 h
Participó con un fragmento de su obra, llamado:
¿Razas o RAZA?
Se
supone que debía escribir un relato sobre razas. Lo siento, pero no me sale. No
puedo. Bueno, no es que no pueda, supongo que no sé cómo hacerlo. Vamos, que no
me apetece. Probablemente sea una cuestión de conceptos, y a lo mejor yo tengo
un concepto de raza muy personal. O eso, o me he caído de algún planeta
extraño, y no hablo el mismo idioma. Me preguntaron una vez que por qué mi obra
se llamaba "Crónicas de una Nueva Raza", supongo que querían saber
cuál era el color de la piel de mi nueva raza, qué rasgos tenía, cuál era su
cultura o cosas así. Pero mi nueva Raza es en realidad una Nueva Raza Humana. Y
esto engloba toda clase de colores, formas y culturas. Para mí, solo hay una
raza, y es la raza humana, tenga la forma que tenga.
¡Ah, ya! Me dicen que eso no se llama raza, se llama especie, especie humana. Pues me da igual, para mí, una raza humana es toda la humanidad actual. Y digo actual porque estoy convencido de que han habido otras humanidades, olvidadas en el tiempo. Ellas sí fueron "otras razas" u otras humanidades, si lo prefieren así. Por eso, en mi Nueva Raza, hay semielfos blancos, de tez muy blanca y cabellos lacios y blancos también, y hay elfos morenos, de tez tostada y cabellos claros, ambos con orejas muy afiladas, y también hay elfanos de cabellos sonrosados, más similares a humanos que a elfos y con orejas mucho más redondeadas, y hay enanos, y djenkins, y dioses y demonios... y todos ellos forman parte de la misma nueva raza, porque forman parte de mi nueva humanidad. ¿Diferencias? Solo en lo importante: en lo que no se ve.
¡Ah, ya! Me dicen que eso no se llama raza, se llama especie, especie humana. Pues me da igual, para mí, una raza humana es toda la humanidad actual. Y digo actual porque estoy convencido de que han habido otras humanidades, olvidadas en el tiempo. Ellas sí fueron "otras razas" u otras humanidades, si lo prefieren así. Por eso, en mi Nueva Raza, hay semielfos blancos, de tez muy blanca y cabellos lacios y blancos también, y hay elfos morenos, de tez tostada y cabellos claros, ambos con orejas muy afiladas, y también hay elfanos de cabellos sonrosados, más similares a humanos que a elfos y con orejas mucho más redondeadas, y hay enanos, y djenkins, y dioses y demonios... y todos ellos forman parte de la misma nueva raza, porque forman parte de mi nueva humanidad. ¿Diferencias? Solo en lo importante: en lo que no se ve.
Este es el extracto del cuarto capítulo correspondiente al segundo tomo de
Crónicas de una Nueva Raza, titulado "Éxodos", que a lo mejor lo
aclara todo un poco:
¨"Al verlos salir hacia la calle, Lebrín se apresuró a salir en pos de ellos. Abrió la puerta y dejó que salieran primero. Luego la cerró y se aferró al otro brazo de Huma. Ésta hacía esfuerzos por tomar aire y expulsarlo, mientras caminaba lentamente dejándose llevar de ambos elfos. El cielo estaba muy revuelto y nuboso y la luna creciente sólo asomaba de tarde en tarde. Instintivamente, Huma tomó la dirección de su casa.
¨"Al verlos salir hacia la calle, Lebrín se apresuró a salir en pos de ellos. Abrió la puerta y dejó que salieran primero. Luego la cerró y se aferró al otro brazo de Huma. Ésta hacía esfuerzos por tomar aire y expulsarlo, mientras caminaba lentamente dejándose llevar de ambos elfos. El cielo estaba muy revuelto y nuboso y la luna creciente sólo asomaba de tarde en tarde. Instintivamente, Huma tomó la dirección de su casa.
-Así, que ella es un ser importante… -comenzó a decir la humana.
-Hasta ahora sólo se han mezclado los genes de ambas razas, aunque se han potenciado más los tuyos -explicó Lebrín sin poder ocultar muy bien su satisfacción-. Ella se encargará de afianzar lo que nosotros llamamos el primer patrón matriz.
Zer no podía evitar la curiosidad por todos aquellos temas, pero su prudencia, estando Huma delante, le impedía preguntar por todo cuanto quería saber. Aún sin pretenderlo, Huma satisfizo parte de sus inquietudes.
-¿Cómo podéis saber quién es? -preguntó-. Quiero decir: cambiáis de forma y de nombre cada vez que nacéis. ¿Cómo podéis reconoceros?
-La forma no es más que una envoltura. Y respecto al nombre, todos tenemos un único nombre, el de nuestro Verdadero Ser. También vosotros lo tenéis.
Zer y Huma le miraron sin comprender, y Lebrín intentó explicarse.
-Nuestras almas no son más que una pequeña fracción de nuestro Verdadero Ser, nuestro Espíritu. Por eso Él nos considera sus hijos, y nosotros nuestro Padre. Su frecuencia de vibración es tan elevada que no puede manifestarse directamente en este mundo de formas limitadas. En su lugar, es el alma la encargada de vivir la experiencia de la vida a través de diversas existencias. Cada Padre, cada Espíritu Divino, tiene su propio nombre. No importa que el alma cambie de nombre cada vez que renace en un nuevo cuerpo. Cuando el alma despierta y madura lo suficiente, cuando se consolida como tal, y toma conciencia de sí misma y de su Ser, puede, por medio de su Padre, tomar su mismo Nombre.
-¿Tú conoces el tuyo? -se atrevió a preguntar Zer.
-Sí. Pero no puedo revelároslo. Es por eso que tomamos nuevos nombres, aunque entre nosotros nos reconozcamos por el Nombre de cada quien.
-¿También es así en nosotros, los que no somos dioses? -preguntó Huma.
-Sí, exactamente igual.
-¿Qué es entonces lo que os diferencia de nosotros? -volvió a preguntar Huma-. Tenemos muchas existencias como vosotros, tenemos un Espíritu como vosotros y tenemos un único y verdadero nombre como vosotros. Incluso cometéis errores como nosotros ¿Qué diferencia hay entre un dios y un mortal?
Lebrín se sintió dichoso de oír a Huma lanzando a quemarropa todas aquellas preguntas, como solía hacerlo cuando era niña, incluso cuando vagaron por las Tierras Vacías.
-La Conciencia, Huma. ¡El nivel de Conciencia! -respondió con solemnidad-.
También vosotros podréis llegar a convertiros en dioses, si os lo proponéis.
Aunque no todas las almas, ni todos los Seres alcanzan la Perfección. Eso es lo
que hace Grande a la Luz: La libertad. El Libre Albedrío".
Isabella Martínez López de 9 años participar en los rictales con poesías propias y de otros autores.
En esta oportunidad participó con un poema de
DADIE BERNARD: Poeta de Costa de Marfil, nacido en 1916.
Pertenecio al Instituto francés del Africa Negra. Escribió piezas de teatro,
novelas y poemas. Grasn luchador de la cultura en su país. Van a ponerle su
nombre a un museo. Aquí su poema:
TE AGRADEZCO, SEÑOR
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,
que hayas hecho de mí
la suma de todos los dolores,
y puesto sobre mi cabeza, el Mundo.
Visto la librea del Centauro
y llevo el Mundo desde la primera aurora.
El blanco es un color de circunstancias,
el negro, el color de todos los días,
y llevo el Mundo desde el primer crepúsculo.
Estoy contento
con la forma de mi cabeza
hecha para llevar el Mundo,
Satisfecho
de la forma de mi nariz
que debe aspirar
todo el viento del Mundo,
Feliz
Con la forma de
mis piernas
proveas a correr todas las etapas del Mundo.
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,
que hayas hecho de mí, la suma de todos los dolores.
Treinta y seis espadas han traspasado mi corazón.
Treinta y seis braseros han quemado mi cuerpo.
Y mi sangre sobre todos los calvarios ha enrojecido la
nieve.
Y mi sangre en
todos los nacientes ha enrojecido el horizonte.
Pero lo mismo
estoy
Contento con
llevar el Mundo,
Contento con mis
brazos cortos,
con mis brazos
largos
con el espesor de mis labios.
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro, blanco es un color de
circunstancias,
el negro, el
color de todos los días,
y yo llevo el
Mundo desde el alba de los tiempos.
Y mi risa sobre
el Mundo, en la noche, crea el Día.
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro.
JESUS CORONADO
Escritor novel, es
Asesor Fiscal y escritor, aunque el mismo no lo diga. Tiene un estilo tétrico y
muy profundo. Ya lo verán.Relato: MARIA
A pesar de la incomodidad de los asientos de aquel vagón, siempre
termino amodorrándome con el suave traqueteo que el discurrir del tren produce
al volver del trabajo. Pero era viernes y María me espera en el andén ese día,
justo en la puerta de salida de este vagón, el número tres.
Aún recuerdo la
primera vez que la vi. Intenté hacerme entender al preguntarle por la dirección
que andaba buscando, pero cuando volvió la cabeza y sus enormes ojos azules se
encontraron con los míos, sólo acerté a balbucear palabras sin sentido y poner
cara de tonto provocando que María empezara a reír sin poder evitar que al
final, me viera contagiado con su ataque de risa. Fue entonces cuando decidió
que lo mejor era acompañarme hasta el lugar donde me dirigía, pues resultó que
ella vivía a unos pocos metros de distancia.
Me las arreglé para coincidir
con ella una vez tras otra, y convertir lo que había sido un encuentro casual,
en una costumbre. Éramos una pareja un tanto extraña. Ella con su piel blanca
como la nata y una larga melena rubia; yo, con la piel del color de la canela
en rama. Y aunque la gente miraba y murmuraba a nuestras espaldas, a nosotros
no nos importaba. El amor no entiende de colores cuando son los sentimientos
los que hablan.
La metálica voz de los
altavoces me sacó del trance en que me encontraba anunciándome el final del
recorrido. Me levanté y atusándome los rizos del pelo, me dirigí hacia la
puerta de salida. Se abrió y baje de un salto. Pero María no estaba. Recorrí el
anden con la vista, salí a la entrada de la estación y al no verla me apresuré
entre desconcertado y preocupado hacia su casa. Y sin saber porque, vino a mi
cabeza la primera advertencia que Juan, su hermano, me hizo saber de forma
contundente. El y sus amigos me hicieron ver lo divertida que podría ser mi
vida si no dejaba de verme con María. Acaricié la cicatriz de mi frente y
deseché aquellos pensamientos. No tenían sentido. Aquello pasó hace dos
meses.
Pero al torcer por el
callejón por donde atajaba para llegar a su casa, los vi. Y entonces todo quedó
claro. Juan y sus amigos eran los que me estaban esperando. Me dejaron claro
que mi color canela oscuro no les gustaba, y ese acento “extraño” con el que
adorno mis palabras les ofendía. Así que consideraron que todo esto, eran
motivos suficientes para esta vez, de forma definitiva, poner fin a mi relación
con María por las malas.
Pero al contrario de lo
que Juan pensaba, María no ha dejado de verme, ni de hablarme. Una tarde tras
otra ella me sigue contando sus penas, y entre risas y miradas me dice cuanto
me quiere. Hoy incluso, me ha regalado unas rosas. Mañana hará dos años de mi
llegada.
Cocha Elduque con un precioso poema llamado:
A UN HOMBRE NEGRO QUE VEO PASAR POR MI
VENTANA
Ébano es su piel; nácar su sonrisa;
alegría oculta por silencio resignado;
que el sueño de una tierra prometida
vino a buscar, del mar, al otro lado.
¡Cuánta amargura de su alma peregrina
lleva cargada en el fardo del mercado!.
Pasea su tristeza negra y honda
por la blanca ciudad indiferente;
el desánimo brota ya en su mente
y sus pasos alargan más su sombra.
Un grito escucho dentro de mi alma
como su pena en mi pena se desborda.
lento el caminar, mudo el suspiro,
ahogado por tristezas y nostalgias
de la tierra natal donde ha dejado
familia, corazón y hasta su alma.
al que llaman primero y avanzado!,
que desdeña con crueldad, siglo tras siglo
la igualdad en esencia al ser humano,
en favor de la opción del colorido.
Y así el blanco, obstinado, considera
que es el blanco el color del paraíso
y que el negro, amarillo y aún cobrizo,
nada han de esperar, ¡desventurados!
Pisamos y horadamos ya sus tierras
empujándolos prestos al olvido;
quejándonos después de su presencia
cuando buscan la vida a dentelladas,
en los nuevos paraísos prometidos.
Ana Arana, escritora, autora de la controversial novela PASOS. Participó con un relato.
¡Esperamos que les hayan gustado y hasta la próxima!
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